Francisco la Vega estaba activo en Roma y era ya de avanzada edad cuando fue llamado a Nápoles en 1747 por el rey Carlos, para la decoración del Palacio de Portici y para que copiara las pinturas antiguas que se estaban encontrando en las excavaciones de Herculano y Pompeya.
Poco después de llegar cayó enfermo y cuando la vista se le había deteriorado mucho y no le permitió seguir su trabajo, fue sustituido en sus labores de diseño de grabados por Camilo Paderni.
[3] A su muerte, el rey le asignó a su viuda Angelica la Vega una pensión de 10 escudos romanos para que pudiera financiar los estudios de pintura y arquitectura de su hijo Francisco bajo su tío Nicolas Vanni.
Francisco La Vega, disegnatore, e Rocco Pozzi, incisore Le Antichità di Ercolano Esposte, vols.
I, II: Le pitture antiche d’Ercolano e contorni incise con qualche spiegazione Regia Stamperia, Napoli 1757.