Todas las decisiones del FIDA —sobre estrategias regionales, nacionales y temáticas, estrategias para la reducción de la pobreza, diálogo sobre políticas y socios para el desarrollo— se hacen con estos objetivos en mente.
Los pobres deben ser capaces de crear y reforzar sus propias organizaciones para que puedan defender eficazmente sus intereses y remover los obstáculos que les impiden mejorar sus vidas.
El 75 % de los pobres del mundo viven en zonas rurales en países en desarrollo, y sin embargo solo el 4 % de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) va a agricultura.
El FIDA combate la pobreza no solo como financiador, sino también como abogado de los pobres rurales.
Está representado[3] en el consejo de Compact 2025 por su presidente, Kanayo F. Nwanze.
Esto incluye a los Estados miembros de las Naciones Unidas, las Islas Cook y Niue.
Algunos países que pertenecen a la ONU, pero no al FIDA, son Andorra, Australia (que se unió en 1977, pero posteriormente denunció el acuerdo), Baréin, Bielorrusia, Brunéi, Bulgaria, Chequia, Letonia, Liechtenstein, Mónaco, Polonia, San Marino, Serbia, Singapur, Eslovaquia, Eslovenia, Turkmenistán y Ucrania.
El presidente del FIDA, con un mandato de 4 años, renovable una sola vez, es el jefe ejecutivo del FIDA y preside la junta ejecutiva.
Los precios de los alimentos básicos subieron rápidamente durante la crisis alimentaria mundial (2007-2008).
Los precios del arroz, que se habían elevado solo moderadamente durante 2006 y 2007, crecieron el 10 % en febrero de 2008 y otro 10 % en marzo de ese año.