Se caracterizan por la falta de la pared celular, un forma filamentosa o pleomórfica, con un diámetro menor a 1 micrómetro, y un genoma reducido.
Son más importantes en regiones tropical y subtropicales.
La diferencia de las bacterias son sobre todo en la pared celular y esto les lleva a asumir formas muy variadas; poseyendo, sin embargo, una membrana de naturaleza proteico-glucídica y lipídica.
No poseen un verdadero núcleo aunque contengan más DNA que RNA.
Su reproducción, aún no es perfectamente conocida, es similar a la de las bacterias (fisión binaria).
Se desarrollan provocando enfermedades en las plantas, localizándose en el floema siendo trasmitidas en la naturaleza por los insectos dotados de aparato bucal pungente succionador (Hemipteros).
Recientemente gracias a las nuevas técnicas moleculares, que han permitido el estudio en profundidad del ADN de estos organismos, ha sido posible diferenciarlos de los micoplasmas, algunos de los cuales son patógenos para el hombre y los animales; el nombre de fitoplasmas se les asigna a los organismos exclusivamente fitopatógenos.
Los estudios llevados a cabo, en particular del gen ribosomial 16S han llevado a la clasificación taxonómica actual y han permitido revelar diferencias sustanciales entre los diferentes fitoplasmas.