La fiebre de aguas negras es una complicación de malaria en la cual las células rojas de la sangre estallan en el torrente sanguíneo (hemólisis), liberando la hemoglobina directamente a los vasos sanguíneos y a la orina, con frecuencia llevando a una insuficiencia renal.
A los pocos días del inicio hay escalofríos, con rigor, fiebre alta, ictericia, vómitos, anemia progresiva con rapidez, y orina de color rojo oscuro o negra.
La causa de las crisis hemolíticas en esta enfermedad son desconocidas.
Ha habido al menos un caso, sin embargo, atribuido a Plasmodium vivax.
La quinina sigue siendo importante para el tratamiento de la malaria, excepto cuando el parásito es resistente a la cloroquina, un problema que ha ido en aumento desde 1990.