Este organismo no es común pero se puede encontrar en el ganado, vacuno, ovejas, cabras y en otros mamíferos domésticos.
Burnet junto con Mavis Freeman, lograron reproducir la enfermedad en conejillos, ratas y monos, logrando observar en las células del bazo de ratones, vacuolas con numerosos microorganismos con forma de bastones parecidos a las Rickettsias.
Davis tenía garrapatas colectadas en el riachuelo Nine Mile, afluente del río Clark Fork, que se suponía tenían el agente de dichas enfermedades y las alimentó con conejillos de Indias, los cuales se enfermaron.
Sin embargo, la enfermedad que presentaron no se parecía a la fiebre de las Montañas Rocosas.
En 1936, Herald Rea Cox, se unió al trabajo de Davis para caracterizar la enfermedad que denominaron "fiebre del Nine Mile".
En 1948 Cornelius B. Philip, investigador del Laboratorio de las Montañas Rocosas, propuso la denominación Coxiela burnetii, ya que es un microorganismo único entre las Rickettsias, y permitía al mismo tiempo reconocer a sus dos descubridores.
[5] El diagnóstico se basa principalmente en los exámenes serológicos[6][7] para hallar anticuerpos en contra del antígeno bacteriano en lugar de buscarlo.
La fiebre Q puede causar endocarditis (infección de las válvulas del corazón) que puede requerir Ecocardiografía transesofágica para ser diagnosticada.
Es importante especialmente para aquellas que viven en regiones endémicas o tienen contacto con animales de granja.
Se debe considerar esta medida en casos de enfermedad febril no específica, así como en situaciones donde se presenten síntomas como neumonía, hepatitis y trombocitopenia grave, especialmente si la paciente tiene historial de abortos espontáneos recurrentes.