Madre e hija habían huido de Inglaterra debido a la Guerra Civil Inglesa, yendo a vivir en el Palacio Real como invitadas de honor.
El caballero de Lorena y Enriqueta más tarde se vieron obligados a convivir en circunstancias más estrechas, debido a que Felipe, duque de Orleans, se casó con ella por poderes en el palacio en 1661.
El duque, por su parte, alardeaba abiertamente sobre sus asuntos en la corte y en especial de su amante.
Sin embargo, debido a las protestas y súplicas del duque hacia su hermano Luis, el rey perdonó al caballero de Lorena y le permitió volver.
El duque incluso le dijo a Enriqueta que no podía amarla sin el permiso de Lorena.