Federación Comunista Catalano-Balear

[3]​[4]​ Su presencia en el PCE estuvo marcada por las frecuentes discrepancias con la dirección del partido hasta su definitiva expulsión en 1930.

[8]​[9]​ Todavía existió hasta agosto de 1932 dentro del BOC, aunque no como sección territorial, sino como organización que englobaba a su élite dirigente.

[10]​ Aunque en un primer momento la Revolución rusa suscitó simpatías en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), para mediados de 1922 la corriente afín había quedado claramente en minoría.

[14]​ En julio, Maurín y otros compañeros asistieron en Moscú al congreso de la Internacional Sindical Roja.

[1]​ El PCE era entonces un partido de muy reducido tamaño[18]​ con solo unos treinta militantes en Cataluña,[19]​ y los recién llegados le proporcionaron una mayor implantación en la región.

Para entonces, La Batalla había conseguido triplicar su tirada[20]​ y la nueva federación tenía unos cien militantes.

[24]​ El vacío creado propició la ascensión a la jefatura del partido de José Bullejos, lo que marcó el inicio de una época caracterizada por la rigidez, el sectarismo y las expulsiones en el PCE coincidiendo con el inicio del período estalinista en el movimiento comunista internacional.

La Comintern se opuso a la medida y condenó la actitud de Bullejos, pero no le destituyó.

Este nuevo incidente hizo que el enfrentamiento entre los sectores encabezados por Bullejos y Maurín fuera ya irreversible.

El texto abrió una larga polémica en la publicación que se mantuvo hasta diciembre de ese mismo año, y en la que, tras una réplica de Ángel Pestaña, intervinieron también Jaume Aiguader, Andreu Nin y Jordi Arquer.

Durante el mismo, Stalin se deshizo de Bujarin y señaló a los socialdemócratas como los principales enemigos.

[38]​ En Cataluña, un sector liderado por Jordi Arquer e igualmente opuesto a la línea impuesta por la Comintern y aceptada por el PCE creó el Partit Comunista Català con el objetivo de defender a la URSS pero sin obedecer necesariamente sus consignas.

Arquer propuso a Maurín sumar fuerzas, pero este rechazó la oferta porque no quería debilitar más al movimiento comunista español.

La mala fortuna persiguió a la FCCB, pues la mayoría de sus delegados fueron detenidos en la frontera y no pudieron asistir.

Además, la dirección impidió la participación de Maurín alegando que en ese momento debía ser militante del Partido Comunista Francés.

[43]​ La decisión, que implicaba abandonar la tradicional militancia en CNT del grupo maurinista y dividir más el movimiento sindical, fue rechazada también por otros sectores.

Los diferentes orígenes del PCE —procedente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)— y de la FCCB —procedente de la CNT— dificultaban el entendimiento, lo que se manifestaba en varios aspectos:[20]​ La FCCB siguió en solitario con las tesis que había venido defendiendo.

Puesto que, según Maurín el auge del fascismo requería formar un frente unido, el partido estrechó lazos con los anarcosindicalistas y con los republicanos de izquierda.

[56]​ Detenido una vez más, Maurín coincidió en prisión con Jordi Arquer, dirigente del Partit Comunista Català (PCCà) y aproximaron posiciones.

Su nombre y concepción respondía a un viejo proyecto de la IC, aunque la FCCB introdujo algunas variaciones.

El BOC debía operar como una organización periférica amplia que permitiese atraer «a todos los trabajadores de la ciudad y del campo que aun no siendo comunistas, aceptan, sin embargo, las consignas formuladas por los comunistas».

La Comintern insistió en que el líder comunista debía figurar en la representación y Maurín se negó.

El grupo de Maurín se organizó en torno al periódico La Batalla .
Las difíciles relaciones con la dirección finalizaron con la expulsión de la FCCB del PCE .
La FCCB surgió de la CNT y siguió considerándola su sindicato natural.