Faustino (mártir)

Se bautizaron y fueron llamados después al sacerdocio por Apolonio, obispo de Brescia.

Faustino y Jovita predicaron valientemente el cristianismo, cuando el obispo de la ciudad se había escondido por temor a la persecución.

Como ni las torturas ni las amenazas consiguieron doblegarlos, el emperador Adriano, que se hallaba de paso en Brescia, ordenó que fueran decapitados.

Las numerosas “Actas” de estos dos hermanos santos tiene un carácter legendario.

Se podrían cuestionar casi todos los hechos que se les atribuyen, excepto los de su existencia y martirio, que están bien atestiguados por su inclusión en varios de los primeros martirologios y el extraordinario culto existente en Brescia, su ciudad natal, en la que desde los primeros siglos han sido sus primeros patronos.