El 2 de febrero de 1801 son doce los que inician nueva vida laica como misioneros, que quieren vivir el evangelio con todo el rigor de la letra y del espíritu, mezclados entre los hombres y mujeres, ejerciendo diferentes profesiones, como levadura en la masa.
Desde su inicio estas comunidades cristianas tienen una originalidad, pues proponen una nueva manera de evangelizar Francia tras el periodo revolucionario: son misioneros abiertos a las necesidades que surjan en la sociedad, renovando con fidelidad creativa la misión de la Iglesia, llenos audacia y lucidez.
En 1993 los grupos de laicos marianistas existentes en todo el mundo se constituyen en un grupo autónomo, coordinados internacionalmente: son las "Comunidades Laicas Marianistas".
Desde 1996 está constituido el Consejo Mundial de la Familia Marianista, compuesto por los representantes de los cuatro grupos marianistas (religiosas, religiosos, laicos e instituto secular).
En este Consejo se orienta la misión de la Familia Marianista en el mundo y se organizan actividades y proyectos conjuntos.