[1] Su pontificado coincidió con el gobierno del emperador Aureliano, quien en los primeros años de su reinado abandonó la política de persecuciones que contra los cristianos habían aplicado sus antecesores, lo que permitió el florecimiento lento del cristianismo.
[2] Se considera santo y es venerado por la Iglesia católica el 30 de diciembre.
La cuestión había tomado un carácter meramente político, por el apoyo que Pablo de Samosata le dio al emperador Aureliano.
Sin embargo, dichas persecuciones tuvieron duración breve, puesto que fueron suspendidas tras la muerte del emperador en el año 275, con la negativa de su sucesor, Tácito, en continuar las medidas represivas.
[3][1] Según los registros, tradicionalmente se le consideró como un mártir, pero lo más probable es que fuera confundido con otra persona homónima.