La inflamación serosa se caracteriza por trasudados líquidos que reflejan un aumento moderado de la permeabilidad vascular, o sea, hay mucho líquido y una cantidad moderada de proteínas.
Tales acumulaciones en las cavidades peritoneal, pleural y pericárdica se denominan derrames; puede acumularse también líquido seroso en cualquier lugar (p.
ej., ampollas de quemaduras en la piel).
Y deriva de múltiples enfermedades y cuadros clínicos como cáncer, infecciones bacterianas, desórdenes linfáticos o alteraciones endrocinas.
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