Mientras que otras personas se dirigían a Chambo, Cajabamba, Licto, San Luis, Guaslán e incluso Ambato.
A las 16:45 se sintió un fuerte estallido y la consiguiente onda expansiva rompió vidrios, destruyó techos, destruyó cielos rasos, desestabilizó paredes, rajó puertas, las sacó de su sitio y causó un centenar de daños más.
En un inicio una investigación penal fue impulsada por el Estado que fue una decisión idónea para esclarecer las circunstancias para tener los principales responsables de este desastre.
Muchas preguntas corren por la cabeza de las personas que atemorizadas huyen sin un rumbo fijo, ¿habrá sido la gasolinera?, ¿acaso es un atentado terrorista?, ¿un enfrentamiento militar?
Las indicaciones militares son claras, la evacuación debe realizarse en unos 2 km a la redonda fuera del sitio de la explosión.
Los rostros de los Riobambeños se teñían con desesperación y pánico, padres inquietos por encontrar a sus hijos, ancianos aturdidos por el ruido de las municiones, gente exaltada que se negaba a dejar atrás su vivienda.
Según múltiples testimonios, la explosión se realizó justo alado del cuarto donde los militares locales residían.
Los daños materiales causados por este acontecimiento fueron incalculables, las explosiones no distinguieron propiedad privada de pública.