Se encuentra en la falda de su cerro en lo alto del cual hay un castillo templario.
Dicha iglesia data de principios del siglo XIII.
Fue abandonada a finales del siglo XVIII y se convirtió en cementerio pero los restos de los difuntos se trasladaron al cementerio nuevo y quedó en el olvido hasta su restauración recientemente y convertido en Centro de Interpretación de Arquitectura Popular Extremeña.
Del retablo apenas quedan los restos de las pinturas al fresco.
Hoy sólo conserva dos portadas góticas y la cabecera con cúpula sobre trompas.