Los centros vascos (en euskera: euskal etxeak o eusko etxeak, «casas vascas») son entidades asociativas que surgen a finales del siglo XIX en ciudades con importante presencia de emigrantes vascos, con el fin de ayudarse mutuamente, mantener vínculos con la cultura vasca y con su tierra de origen.
No se conoce a ciencia cierta cuál fue el primer centro vasco que se creó en esa época, puede que el Centro Vasco de La Habana en 1868, aunque hasta ahora se sostenía que fue el Centro Vasco de Montevideo, en 1876.
Lo cierto es que se trató de un fenómeno muy extendido en toda América.
Entre los países que recibieron más número de exiliados de la guerra civil española destacan Chile, Uruguay, México, Venezuela y, sobre todo, Argentina (gracias a las facilidades otorgadas en el Decreto aprobado por el Presidente Ortiz).
En este sentido, y a los efectos de la ley, se define a los centros vascos como entidades asociativas, fundacionales y de cualquier otra forma jurídica sin ánimo de lucro y legalmente constituidas fuera del territorio del País Vasco, que sean reconocidos por el Gobierno Vasco, y cuyos fines estatutarios y su actuación ordinaria se dirija a la consecución de los siguientes objetivos: La aprobación de la mencionada Ley en el Parlamento Vasco, sin ningún voto en contra, supuso el inicio de una nueva etapa de relación entre las colectividades del exterior y las instituciones públicas vascas.