Sin embargo, no sería hasta 1948 que se descubrió la estrella fulgurante más conocida, UV Ceti.
Las llamaradas en rayos X fueron detectadas por primera vez en 1975 en las estrellas UV Ceti e YZ Canis Minoris.
Estudios recientes indican que también las enanas marrones pueden ser fulgurantes, si bien hay pocos datos al respecto.
[5] Se ha propuesto que el mecanismo puede ser similar al de las variables RS Canum Venaticorum, siendo las llamaradas inducidas por un objeto acompañante, un planeta joviano invisible en una órbita cercana.
Por una parte, las estrellas fulgurantes son intrínsecamente débiles en luz visible, especialmente en longitudes de onda cortas.