Se da el nombre de estercoranistas a los que creían que el cuerpo de Jesucristo recibido en la eucaristía estaba sujeto a la digestión y sus consecuencias como los demás alimentos.
Algunos opinaron que las especies del pan y del vino subsistentes aun después de la consagración estaban sujetas a las diferentes alteraciones que experimentan loa alimentos.
El cardenal Humberto creyó que los griegos condenaban esta costumbre porque la recepción de la Eucaristía quebrantaba el ayuno, y achacándoles la opinión de que nuestro cuerpo se sustenta del cuerpo de Jesucristo los llamó estercoranistas, pero se equivocó.
Así parece cierto que el estercoranismo es un error imaginario; pero no una herejía.
Desde entonces los teólogos no dudaron de que las especies eucarísticas pueden corromperse y alterarse.