Con el paso de tiempo el estadio fue deteriorándose, no hubo mayor novedad más que recibir a la Selección Mexicana.
Vivió dos etapas, pues en la primera sólo duraron un año ya que descenderían a la Segunda División de México.
Pero en 2007 el equipo regresaría a la ciudad sólo para estar dos años más pues se culminaría un nuevo descenso.
El estadio se consideró un elefante blanco ya que no había utilización de ningún tipo y hasta servía como nido de delincuencia,[4] hasta que llegaron los Ocelotes UNACH a la plaza.
[8] La renovación del Olímpico también incluyó la pintura en verde las tribunas y la instalación de butacas.