Los productos estrella que se cargaban en la estación eran las lápidas y los fregaderos de mármol.
La parte superior se conserva aceptable, pintada y oxidada parcialmente.
Este depósito se utilizaba para almacenar el agua con la que repostaban las locomotoras de vapor.
Está oxidada, pero asombrosamente hoy día funciona tal y como descubrió el equipo de Armuña Geographic.
Entre los matorrales hay un pozo con unas escaleras oxidadas de poca profundidad.
La estación estaba situada justo al lado de la carretera C-323 (actualmente A-334).
Ésta en la actualidad está destrozada en el suelo y todavía conserva los colores a pesar de estar algo oxidada por el abandono y destrucción.