Esquizofrenia paranoide

La enfermedad se caracteriza por trastornos tanto en el área de la afectividad, como del pensamiento.

[2]​ La esquizofrenia paranoide es aquella enfermedad que se caracteriza por los siguientes síntomas: predominio de ideas delirantes y alucinaciones, lesiones graves a uno mismo y a los demás, alteraciones de la personalidad.

[cita requerida] Etapa prepsicótica:[3]​ Se caracteriza por rasgos semejantes a los que más tarde, pasada la etapa de psicosis activa, se instalan definitivamente y con mayor intensidad: son los llamados síntomas negativos (anhedonia, embotamiento afectivo, etc.).

Etapa psicótica florida:[3]​ que es nueva o se superpone a la anterior.

Aunque puede haber un notable deterioro con dificultades en múltiples dominios funcionales, el trastorno se caracteriza por una mayor heterogeneidad entre los distintos individuos y una variabilidad en cada uno de ellos a lo largo del tiempo.

En el subtipo paranoide, las ideas delirantes o las alucinaciones auditivas son características prominentes.

Actualmente no existe cura para la esquizofrenia, aunque el tratamiento puede reducir considerablemente sus síntomas.

Se deben conocer los factores biológicos, interpersonales, sociales y culturales que determinan al paciente.

Normalmente y una vez diagnosticados, se trata a estas personas con diversos medicamentos antipsicóticos.

De forma general, estos fármacos o neurolépticos suelen dar resultados muy positivos, pero desafortunadamente, en ciertas ocasiones, pueden llegar a producir efectos secundarios e indeseables.

Ante esa situación, deberá ser internado, ya que el tratamiento hospitalario proporciona un entorno seguro y supervisado.

Sin embargo, las posibilidades de recaída son más elevadas en aquellas personas que consumen drogas tales como estupefacientes y alcohol, o en aquellas que dejan el tratamiento antes de lo establecido.

En otros casos, las recaídas se deben a que los esquizofrénicos abandonan la medicación.

Cuanta mayor comunicación se tenga con el paciente, más fácil resultará distinguir entre las emociones normales y las señales de una recaída.

Pero el porqué de esta depresión y que, en último término, los lleve al suicidio son muy variadas.

Pero habitualmente el suicidio ocurre cuando la persona con esquizofrenia está pensando más claramente, es decir, cuando es consciente de su enfermedad, de las consecuencias que tiene y, sobre todo, en la persona en la que se convierte cuando sufre episodios psicóticos.

Por este motivo es de gran importancia encontrar y suministrar la medicación adecuada, así como las dosis necesarias para controlar los síntomas sin producir efectos secundarios.

Por otro lado por comodidad y para no sentirse atado a la esquizofrenia, hay personas que prefieren medicarse a través de una inyección al mes, que obviamente es de larga duración.

Es decir, la óptima dosis para el sujeto es la que prescriben en conjunto el médico con la familia y el propio paciente.

Sin este, el esquizofrénico puede sentirse desorientado cuando recupera la lucidez tras los brotes psicóticos, desconocerse o llegar a verse como un «monstruo».

El hecho de que el paciente se sienta apoyado por su familia favorece la evolución del tratamiento a nivel psicoterapéutico.