Según Tácito, los teutones con su monogamia eran una excepción entre los bárbaros de la antigüedad, aunque también había existido el «matrimonio a tres bandas» en la cultura germánica, que sólo fue abolido relativamente tarde por la Iglesia católica.De hecho, incluso hoy en día, las sociedades que practican la monogamia estricta son una minoría entre las culturas humanas.En la antigua Roma, el matrimonio se consideraba un pilar de la sociedad, especialmente en términos materiales.[5] Hasta los últimos tiempos, contraer matrimonio era también un requisito para ambos sexos, ya que no se podía alquilar una vivienda debido a la prohibición del proxenetismo y las relaciones sexuales fuera del matrimonio solían considerarse inmorales e inaceptables.[6] Además, desde 1965 hasta 1980, las mujeres eran despedidas automáticamente al contraer matrimonio tras la ordenación en la Iglesia Protestante de Austria.[8] Las prácticas sexuales más liberales de la cultura moderna occidental en comparación con la Edad Media, así como la relativa facilidad para divorciarse dentro del mismo sistema jurídico nacional y para volver a casarse, han provocado un aumento de la llamada monogamia serial durante el siglo XX.De esto, a veces se concluye que debería existir la institución del matrimonio temporal.Mientras que en 1976 todavía 510.318 parejas contraían matrimonio en Alemania (República Federal y RDA), en 2006 sólo eran 373.681.Históricamente, muchas sociedades han otorgado un conjunto de derechos y obligaciones a los cónyuges masculinos que han sido muy diferentes del conjunto de derechos y obligaciones otorgados a las cónyuges femeninas.Sin embargo, esta práctica se redujo en gran medida en muchos países en el siglo XX, y los estatutos más modernos tienden a definir los derechos y deberes de un cónyuge sin referencia al género.Aunque en Francia las mujeres casadas obtuvieron el derecho a trabajar sin el permiso de sus maridos en 1965,[20] y se puso fin a la autoridad paterna del varón sobre su familia en 1970 (antes las responsabilidades parentales pertenecían únicamente al padre, que tomaba todas las decisiones legales relativas a los hijos), no fue hasta 1985 cuando una reforma legal suprimió la estipulación de que el marido era el único que podía administrar los bienes de los hijos.Las dos últimas opciones son más frecuentes en los países en los que la religión dominante es el catolicismo romano, algunos de los cuales introdujeron el divorcio recientemente (es decir, Italia en 1970, Portugal en 1975, Brasil en 1977, España en 1981, Argentina en 1987,[23] Paraguay en 1991,[24] Colombia en 1991,[24][25] Irlanda en 1996, Chile en 2004[26] y Malta en 2011).En algunas partes del mundo, la disolución formal de un matrimonio se complica debido a los pagos y bienes que se han intercambiado entre las familias (esto es común en los casos de matrimonios arreglados).[27][28][29] Independientemente de la legislación, las relaciones personales entre los cónyuges también pueden verse influidas por la cultura local y la religión.No obstante, en varios países de Hispanoamérica como Argentina, México, Chile y Perú, existe la pronunciación frecuente cónyugue (AFI: ['konɟ͡ʝuɣe]), variación originada a partir del término «conyugal» (pronunciada como una fricativa velar sonora, [ɣ]).La Real Academia Española indica que tanto dicha pronunciación como la escritura «cónyugue» son erróneas.