Pero el arquitecto murió repentinamente dejándose sin construir una escalera en condiciones para llegar al coro de la capilla.
Necesitando alguien calificado para construir esa escalera rezaron a San José, una novena.
La identidad de ese carpintero desconocido no pudo ser constatada pues en cuanto terminó se marchó sin recibir pago alguno por la obra.
Según la leyenda fue el mismo San José quien apiadándose de las monjas les construyó la escalera.
Y que al ser su montaje extraordinariamente rápido la gente del lugar comenzó a hablar de milagro.
Si bien parece haber suficiente espacio para aplicar una solución así, ello no quitaría importancia ni ingenio a la obra.