A diferencia de otras construcciones religiosas católicas, estas ermitas suelen ser de propiedad privada, siendo un lugareño el propietario, quien además es el encargado del mantenimiento del lugar.
Es muy frecuente que las ermitas de ánimas contengan la imagen de la Virgen del Carmen, representada en muchas ocasiones por una simple lámina o una pequeña escultura sobre un altar, en la que se plasma consolando y rescatando a ánimas del Purgatorio, con ayuda de ángeles.
Junto a la imagen suele situarse una fuente de luz permanente, sea a través de una llama o iluminación eléctrica.
De esta manera, en las ermitas de ánimas no se venera a una figura religiosa prominente sino a las almas perdidas por las que se rezan oraciones por su salvación.
La transmisión oral también sitúa la construcción de muchas ermitas de ánimas entre finales del siglo XIX y principios del XX.