En 1355, Haakon fue elevado a rey de Noruega, mientras que en Suecia Erico no contaba con la seguridad de llegar a ser rey, puesto que los monarcas tenían que ser elegidos, y no como en Noruega, donde la monarquía era hereditaria.
Probablemente por ese motivo Erico se rebeló contra su padre en 1356.
Erico logró en poco tiempo doblegar al gobierno de su padre, que tuvo que cederle en 1357 grandes partes del país, entre ellas el sur de Suecia y Finlandia.
Ese mismo año (1357), se rompió nuevamente la paz entre padre e hijo.
Sin embargo, pronto ocurrió la reconciliación, donde Magnus y Erico acordaron compartir el poder.