Erik Schmidt Karro

En sus pinturas, de brillantes colores, encontramos a menudo representaciones ambientadas en el mundo rural, oficios artesanos y bodegones.

En Suecia fueron recibidos con brazos abiertos y se instalaron en una isla, propiedad de un armador, donde se ganaron la vida durante un par de años pescando con la misma barca que les había llevado a la libertad.

Al finalizar la guerra en 1945, Erik empezó su siempre soñada carrera como marino, embarcando como cadete en un buque que hizo escala en puertos del Mediterráneo, Sudamérica y de Estados Unidos, durante la cual consiguió certificarse como radiotelegrafista profesional, hasta realizar el servicio militar obligatorio.

Expuso su obra por primera vez en 1951, en el Salon du Printemps de Paris.

Al terminar sus estudios de Bellas Artes marchó a África del Sur durante un año para pintar retratos por encargo en Johannesburgo, Sudáfrica.

Una mujer joven hermosa e inteligente con un fuerte sentido de lealtad y que cambió su vida para siempre.

La filosofía de Erik Schmidt está basada en un consejo que a los 15 años recibió de un viejo maestro estonio: “¡piensa que hay belleza a nuestro alrededor, y es el pintor quien tiene que descubrirlo y tener la capacidad de reproducirlo, para que los demás también lo puedan disfrutar!” Por ello en su obra encontramos a menudo cuadros con escenas y gentes de regiones rurales, oficios artesanos y bodegones.

Sus obras se encuentran en los siguientes museos y colecciones: SOV (La sociedad cultural Sueco-Estonio) Stockholm, Suecia.

Autorretrato de Erik Schmidt realizado en 1976.