En geología, la epirogénesis (del griego epeiros, tierra, y genesis, nacimiento) son levantamientos o depresiones de la corteza terrestre que presentan longitudes de onda largas y con poco plegamiento, aparte de las ya mencionadas amplias ondulaciones.
El movimiento es causado por un conjunto de fuerzas que actúan a lo largo de un radio terrestre, como las que contribuyen a la isostasia y al fallamiento en la litosfera.
El alzamiento transitorio puede ocurrir sobre una anomalía térmica debido a la convección de un manto anormalmente caliente, y desaparece cuando la convección disminuye.
El alzamiento permanente puede ocurrir cuando se inyecta material ígneo en la corteza, y el levantamiento estructural circular o elíptico (es decir, sin plegamiento) sobre un radio grande (decenas a miles de kilómetros) es una característica de plumas mantélicas.
[3][4] A diferencia del movimiento epirogénico, el movimiento orogénico es una deformación más compleja de la corteza terrestre, asociada al engrosamiento de la corteza, en particular a la convergencia de las placas tectónicas.