Se tarda unas pocas semanas en aprender esta técnica, lo que normalmente se hace en grupo, aunque algunas veces puede trabajarse de forma individual bajo la supervisión de un psicólogo, un médico u otro experto.
A menudo el principiante se siente más cómodo acostado, aunque puede practicar en cualquier postura en la que logre relajar por completo todos los músculos.
Sin embargo, imaginar primero de forma intensa el efecto puede provocar lo que «normalmente» sería la causa: imaginar que aumenta el calor en la extremidad, también mejoraría la circulación y, en consecuencia, se alcanzaría una sensación de relax.
Una frase típica para este ejercicio sería: «Mis brazos y piernas son muy pesados».
El ejercicio de respiración intensifica la relajación mediante una inspiración y espiración tranquilas.
La fórmula típica para este ejercicio sería: «Mi abdomen es una corriente de calor».
Estas órdenes a uno mismo permanecen ancladas en el subconsciente y siguen haciendo efecto una vez terminado el ejercicio.
En el grado superior se tratan los problemas mediante la sugestión hasta lograr solucionarlos o, al menos, mitigarlos.
El grado superior puede practicarlo uno mismo, aunque su combinación con un método psicoterapéutico puede acortar bastante el tiempo de tratamiento.
Este grado superior del entrenamiento autógeno sirve para el conocimiento de uno mismo.
Tras los habituales ejercicios introductorios de reposo, pesadez, calor, respiración, corazón y abdomen, se mantiene la fase de meditación profunda del abdomen — trance hipnótico—, y se sigue trabajando con la siguiente fórmula: «En mi imaginación veo un color».
Estas tres fuentes se mezclan en cantidad y calidad diferentes en cada caso.
Esto puede servir por sí solo para resolver el problema o como base para una sesión terapéutica.
También puede servir para combatir trastornos psicosomáticos, problemas digestivos, dolores de cabeza o hipertensión.
También puede utilizarse para mejorar el rendimiento físico y mental o la confianza en uno mismo tanto en público como en el entorno personal.
Finalmente, algunos artistas como el español Josep María Beá han recurrido a ella para producir algunas de sus obras.
[1] La capacidad para aprender esta técnica se reduce considerablemente en caso de neurosis o psicosis.