En general, este tipo de educación es provisto por los Estados, y está dirigido a la sociedad en su conjunto, de manera que sea compatible con poblaciones que pueden alojar personas, familias y grupos con un rango muy diverso de creencias religiosas y libre de culto o sin adscribirse directamente a religión alguna.
La educación laica no participa de estos debates ni cuestiona las religiones, y se concentra en capacitar y transmitir conocimientos sin incluir una interpretación religiosa de los mismos.
[2] La educación laica busca que los contenidos educativos estén basados en los resultados de la ciencia y la reflexión humana, y no en las creencias.
Por ello, busca un enfoque basado en la libertad y no en el dogma.
[3] Es de notar que en Estados confesionales o en Estados que se adscriben a una determinada religión o a ciertas creencias religiosas, desde el Estado el servicio educativo que se provee muchas veces es de naturaleza confesional, es decir, además de contenidos educativos y de conocimientos cotidianos tales como leer, escribir o conocimientos de matemáticas, busca transmitir ciertos contenidos y creencias religiosas.