Enriqueta Ochoa

Su abuelo fue también una figura importante que la acercó a la literatura desde edad temprana, obsequiándole libros como La cabaña del tío Tom y Cumbres borrascosas.

Fue así como Enriqueta decidió en su adolescencia practicar la religión católica, aunque ella misma decía encontrarse más cerca del pensamiento esotérico.

Estuvo con sus hermanas en Madrid por ocho meses, donde conoció a Rosario Castellanos, Dolores Castro, Pedro Coronel, Dámaso Alonso y Gabriela Mistral, con quienes cultivó una gran amistad.

Escribió en 1954 en San Luis Potosí Las vírgenes terrestres que no se publicó sino hasta 1969.

Igualmente, fundó la revista Hierba (1952-1953) donde siempre sostuvo con sus publicaciones su postura política, a pesar de ser poco conservadora.

[5]​ La poesía de Enriqueta Ochoa trata temas sobre religiosidad, misticismo y los sueños.

la representación del Dios de Enriqueta Ochoa no está marcado por el signo masculino sino que también tiene su representación femenina que “configura una amorosa unidad, una cópula universal, una participación mística integral sin fronteras ni divisiones”, apunta la autora.

Después de quedar bien marcados ambos espacios, delimitadas sus fronteras y establecidas sus diferencias, se trascienden.