Ai vive en un extraño lugar con una perpetua puesta de sol, en una casa tradicional japonesa junto a su abuela.
Ai Enma se nos presenta al principio como una joven taciturna, que no hace alarde de ningún sentimiento propio.
Cuando no está trabajando, la podemos ver bañarse y jugar en la tierra crepuscular donde vive con su abuela.
Esta situación se mantiene durante seis años en los que una fuerte hambruna sacude al pueblo.
Sentaro se siente culpable, creyendo en cierto modo en la superstición del pueblo sobre el dios de la montaña, ya que él sabe que Ai no fue sacrificada, pero aun así no traiciona a Ai.
Estos son los muñecos utilizados para las venganzas, pero cuando se mantienen neutros asumen la forma de Ichimoku Ren, un atractivo joven de ropas informales; Hone-onna, una bella mujer que viste un kimono, y Wanyūdō, un anciano vestido con un sombrero y una bufanda roja.
En el episodio 8 de la serie, se introducen dos personajes recurrentes más: un periodista llamado Shibata Hajime, que está investigando las historias relacionadas con Jigoku Shōjo, y su hija Tsugumi.
Según avanza la historia, Tsugumi se cuestiona si los métodos de Ai son tan erróneos como su padre cree.
También abrió un negocio de dulces, cuyo caramelo negro sigue siendo ofrecido como ofrenda en el templo aún en la actualidad.
Esto enfurece a Tsugumi, que le pregunta si no disfruta de sus momentos juntos.
Le confiesa que si pudo seguir adelante tras la muerte de su madre es porque él estaba ahí para ella.
Ambos se abrazan y Tsugumi le devuelve el muñeco a Enma Ai.
Él no puede pedir venganza, porque siempre le dijeron que si haces algo malo se revertirá.
La temporada termina cuando todos hacen su vida normal, y una chica recibe en su teléfono un mensaje en fondo rojo firmado por la Niña del Infierno.
Entretanto, Hiraishi Itsuko y sus amigas tratan de vengarse de su maestro, pero al fallarle su amiga Takasugi Akie, decide utilizar a Mikage Yuzuki, la cual la noche anterior, mientras se bañaba, tuvo un encuentro con Ai, la cual la besó, metiéndose así en su alma.
Una nueva venganza toma lugar en el mismo episodio: Mayama Azusa, una mujer que le guarda rencor al jefe de policía del pueblo por encubrir un caso en el que su padre fue gravemente herido por un accidente con un ebrio.
Este hombre era un hijo de una familia adinerada entonces todos hicieron como si el accidente nunca hubiera ocurrido.
Ai decide tomar su lugar en aquel castigo, sabiendo que jamás volverá a ser liberada porque el odio nunca desaparecerá de este mundo.
Yuzuki empieza a llorar al ver que está desapareciendo pero Ai la abraza y la besa.
Yuzuki adquiere los recuerdos del pasado de Ai, ella le dice "tú eres yo" y así su alma puede descansar en paz.
Mayama Azusa, logra ubicar y reconocer al ebrio que hirió a su padre, bajando de un avión.