El primer caso documentado se registró en 1995 en Australia, en el Noreste del estado de Tasmania.
[6] Además los tumores dificultan la alimentación, y el animal enfermo puede morirse de hambre.
[13][14] Pearse cree que esto podría resultar ser vital para la supervivencia de los demonios.
Desde junio de 2005 se han encontrado tres hembras que son parcialmente resistentes a la enfermedad.
)[16] Según esta creencia inicial los mismos genes también se encuentran en los tumores, de modo que el sistema inmunitario no reconoce las células tumorales como ajenas.
[9] Las cepas también podrían complicar los intentos de desarrollar una vacuna, y la mutación del cáncer también implica que podría extenderse a otras especies cercanas, como los gatos marsupiales.