Estas pruebas están divididas por fases o etapas y entre ellas hay 20 minutos de descanso, donde se toman las pulsaciones del caballo, para saber si este puede seguir con la prueba o no.
Para campeonatos mundiales la distancia a recorrer es de 160 kilómetros, divididos en seis fases, que es completada por los competidores en 12 o más horas.
Son ellos quienes decidirán si el caballo puede seguir en la competición o si debe retirarse de la misma.
El control veterinario se lleva a cabo al principio de la competición, durante y tras finalizarla.
A continuación, el animal es trasladado al Vet-Gate, este recinto contiene dos partes, una donde se procederá a comprobar el trote del caballo y otra, donde se realizará el control metabólico.