Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), a pesar de ser un biólogo, tuvo que trabajar como cirujano militar, en virtud que no había médicos disponibles en ese momento.
Desde 1933 fue gerente de producción en una compañía farmacéutica pequeña: Sanum (después Sanum-Kehlbeck), en Berlín.
En 1944 fundó en Berlín su propia empresa farmacéutica, IBICA, que después transfirió a Hamburgo.
En 1975 ―después de su muerte―, su empresa IBICA fue absorbida por Sanum para formar Sanum-Kehlbeck, que aún está activa en la actualidad.
Muchos insectos fueron descritos y llevan su nombre en su honor.