Emil Racoviță

El encuentro con Grigore Cobalcescu, geólogo y naturalista rumano, también fue crucial, ya que le inculcó el amor por las ciencias naturales en la escuela secundaria y le hizo descubrir la teoría de la evolución de Charles Darwin.

Más tarde, en agradecimiento, Racovita daría el nombre de su maestro a una isla cerca del Polo Sur.

Nunca ejerció en ese ámbito, porque se dedicó por completo al estudio paralelo de las ciencias naturales, que le apasaionaban ya desde la escuela secundaria.

El trabajo del joven rumano fue muy apreciada por la comunidad científica francesa por su originalidad, su visión global y enfoque.

Durante la preparación de la expedición, había poca información y pistas sobre la tierra alrededor del Polo Sur.

Racoviţă participó en la primera invernada a bordo del Belgica, en compañía de Adrien de Gerlache, Henryk Arctowski, Roald Amundsen (1872-1928), Frederick Cook (1865-1940), Antoine Dobrowolski (1872-1954), Émile Danco (1869-1898) y Georges Lecointe (1869-1929).

Así, durante tres semanas, Racoviţă recogió algunas observaciones interesantes sobre población, fósiles, fauna y flora de la región.

Luego se embarcó en el "Belgica" durante su última escala de abastecimiento en Punta Arenas.

La expedición abordó la zona antártica el 13 de diciembre, en pleno verano austral permaneciendo allí quince meses.

Descubrieron costas, golfos, e islas inexploradas, y los inscribieron por primera vez en mapas.

Racoviţă fue un gran entretenedor, caricaturista del equipo, contribuyendo a su cohesión, y manteniendo la moral alta durante los meses de noche polar continua.

Racoviţă desplegó su actividad junto a G. Pruvat, uno de sus profesores más apreciados.

Extendió su investigación al Mediterráneo occidental, a lo largo de las costas catalanas y las islas Baleares.

Exploró grutas por toda Europa, acompañado durante un cierto tiempo por la joven francesa Hélène Boucard, con quien se casó en 1907.

Antes del científico rumano se atribuían al medio subterráneo pocas probabilidades para la existencia de vida.

En 1945 volvió a Cluj, donde su nombre se había convertido en un símbolo de integridad científica.

Emil Racoviţă equipado con un equipo con "piés de plomo" en Banyuls, Navidad de 1899, foto de Louis Boutan
Emil Racoviţă en una reunión de la Academia Rumana