Curiosamente, el presidente Jimmy Carter lo que prohibió en realidad, fue que sus granjeros vendieran sus cereales allí, lo que provocó la bancarrota y las expropiaciones bancarias de más de 1 millón de granjas del centro de los Estados Unidos.
Y encima, el siguiente presidente Ronald Reagan, aunque levantó la prohibición, no hizo nada más y dejó que más de 1 millón de familias granjeras perdieran sus granjas, por culpa sólo de las irresponsables acciones del anterior estado federal.
Los efectos tangibles del embargo fueron tan sólo relativos, ya que la URSS simplemente buscó fuentes de granos alternativas en América del Sur y en Europa,[4] como por ejemplo la Argentina, a pesar de que en esa época en particular ese país estaba gobernado por la dictadura anticomunista autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional».
Por otro lado, es ampliamente aseverado que durante ese período los precios de las materias primas cayeron después del embargo, habiendo presunta o supuestamente contribuido a generar a una severa crisis agrícola, en particular en los Estados Unidos.
No obstante, el análisis de datos reales del mercado de esa época,[5] contradicen esta afirmación, ya que el precio de los granos de maíz y de trigo, los cuales eran los principales cultivos de exportación, en realidad aumentaron durante todos los meses que duró el embargo y sólo cayeron después de que el presidente Reagan ya lo hubiese levantado.