Data del año 1639 y se encuentra en la actualidad expuesto en el Museo del Prado de Madrid (España).
Pertenece a la escuela española del siglo XVII.
Su versión es muy naturalista al representar al protagonista, pero introduce un toque de fantasía en la visión esfumada de los ángeles que suben y bajan.
Tal vez por este detalle y por la gama de color dorada, el cuadro se atribuía antiguamente a Murillo.
La obra representa una escena que se encuentra en el Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, capítulo 28.