El diván

Los personajes apenas muestran sus rostros, mientras que el mundo de los objetos aparece claramente delimitado por líneas gruesas de trazo fuerte y seguro, como si quisiera remarcar su presencia en conjunto.

Así, la mesa se independiza, al situarse con precisión en un primer plano y ocultar de manera fragmentaria a la pareja.

[2]​ Al fondo destacan dos cuadros, y en uno de ellos se observa un desnudo femenino, que quiere señalar la naturaleza prostibularia del local.

Casi oculta entre líneas gruesas, hay una figura que volverá a aparecer en la obra picassiana: la celestina.

La obra, impregnada aún del impresionismo autóctono del pintor catalán Isidre Nonell, preludia los dibujos que Picasso hizo pronto en París.