La localidad se encuentra en el extremo norte del término municipal.
Probablemente, El Tejo nació como una Eclessia, es decir, su poblamiento se fijó por la concurrencia de algunas gentes que cultivaron las tierras cercanas al pequeño Monasterio que allí se fijó, en el cual conocemos que en los años 1179, el rey de Castilla y León Alfonso VIII, le concedió varias heredades.
Aún queda en este monasterio una ventana románica con arco de medio punto y algunos canecillos, también románicos, manifestación de aquella arquitectura rural del siglo XII.
La iglesia parroquial de Santa María posee un ábside gótico con algunos elementos románicos y conserva una imagen de la Virgen con el niño del siglo XV.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar, ya por entonces perteneciente a Valdáliga, tenía contabilizada una población de 197 habitantes.