La sociedad «El Obrero Extremeño» nació por la iniciativa varios grupos de artesanos de las más diferentes especialidades, que deseaban tener un lugar donde poder bailar, hacer vida social, tener tertulias, etc y en el que tener un fondo económico donde recurrir para socorrerse mutuamente en caso de necesidad.
Ha tenido 49 presidentes, todos hombres menos una mujer, Luisa Benito, y miles de socios.
[1] El Obrero Extremeño ha tenido, como la mayoría de las instituciones, varias sedes sociales.
Desde 1895 hasta 1935 la cuota anual era de «una peseta» y con esta pequeñísima cuota, aún para aquellos años, ayudó a solucionar problemas médicos y cuando fallecía un socio se le daba una cierta cantidad, siempre escasa por necesidad, a sus familiares.
La guerra civil fue un parón para la actividad de la sociedad y durante los tres años funcionó solamente un bar.