La tradición dice que se trata de un Cristo templario y que procede del monasterio de San Polo situado a las orillas del río Duero y del que se conserva su iglesia, convertida en una vivienda particular.
En tiempos de los árabes, éstos habían encerrado en una cilla o granero a unos prisioneros cristianos.
Esa misma noche se les apareció a todos en sueños aconsejándoles tener paciencia y resignación, ya que finalmente serían liberados.
Se cuenta que dijo: "¡Cuán olvidado me tenéis, aunque además de predicar os doy trigo!".
[1] La escultura del siglo XIII presenta a cristo con larga cabellera, cabeza ladeada y con tres clavos.