En el siglo XVIII sin precisarse día, fecha ni año.
Arribo a la ciudad de Gracias a Dios, un “bulero” vendiendo papeles para colocar la carne comestible, en los días que la iglesia católica lo prohibía.
Viendo que varios parroquianos jugaban una partida de cartas (naipe) en la feria, se dispuso a tomar parte en una partida, de las cuales participaba también la esposa del Alcalde; dicha primera dama del municipio hizo una trampa (jarana) para ganar el juego, el bulero dándose cuenta se enfadó y dio una bofetada a la mujer tramposa; los demás jugadores se pusieron en pie para castigar al infractor del insulto a la dama.
A continuación cayo una peste sobre los habitantes, falleciendo muchos, algunos sobrevivientes lograron huir de aquel holocausto.
Se dice que una misión de sacerdotes pasaba cercano a Gracias, con rumbo al Obispado de Honduras en Comayagua, el Alcalde les envió una suplica para que entraran a la ciudad y rezarán por sus vidas y las penas ocasionadas por la maldición, los sacerdotes vinieron, rezaron, exhumaron muchos cadáveres, para proceder a quemarlos en sendas hogueras realizadas en el altiplano de “Las Mesas”.