La eflorescencia, en el ámbito de la construcción, es la migración de diversas sales a la superficie de materiales porosos (ladrillos, hormigón u otros materiales utilizados en la construcción), donde se forma una capa de aspecto blanquecino.
El agua de los cerramientos se evapora, lo que genera una recristalización de los materiales utilizados, que se manifiesta en una capa o mancha salina.
[1][2] En muchos casos, la eflorescencia en la construcción solo supone un problema externo cosmético, pero a veces puede indicar debilidad estructural interna (migración/degradación de los materiales componentes).
La eflorescencia puede obstruir los poros de los materiales, lo que, a la larga, genera la destrucción de esos materiales por la presión interna del agua.
Las eflorescencias se producen por la presencia de uno de los siguientes fenómenos: Básicamente, existen dos tipos de eflorescencias que se producen en la construcción: