Así este líquido se desplaza de un lugar con fuerte campo magnético a otro con menor intensidad.
En 1994 la revista científica New Scientist informó del experimento que probaba el efecto.
El fenómeno se basa en un efecto diamagnético, es decir, la propiedad de algunos materiales para ser repelidos por un imán.
[2] El laboratorio estadounidense Oak Ridge National Laboratory desarrolló un nuevo material basado en el polvo de vidrio con una propiedad notable de repeler el agua mejor que otro material natural.
[3] El material, con efecto hidrofóbico, hace que se acumule el agua a unas alturas artificiales creadas en la superficie del material a escala nanométrica.