Se desempeñó como conservador del Musée d'ethnographie du Trocadéro desde 1894 a 1903, así como del Musée national du Moyen Âge (hôtel de Cluny) desde 1903 a 1925.
Sus restos fueron inhumados en el cementerio del Père-Lachaise,[4] en la propia capital francesa.
Como acción social póstuma, él y su esposa legaron sus propiedades en la Île-de-Bréhat en Bretaña (Côtes-d'Armor),[5] a la Fundación de la «Cité Internationale Universitaire de Paris», para allí reunir profesores y estudiantes de diferentes nacionalidades, apostando por una mejor comprensión entre personas de diferentes culturas y diferentes lenguas, con el fin último de así apoyar la paz y combatir las injusticias y las guerras.
Tanto por su obra literaria como por su reconocida sensibilidad social, Edmond Haraucourt merecería ser mucho más recordado y valorado de lo que lo es hoy día, aunque esa parece no ser la opinión de José María Aguirre Ruiz.
[6] Uno de sus poemas más conocidos, Rondel de l'adieu (Rondel del adiós),[7] que se publicó en Seul en 1890, fue hecho canción por Francesco Paolo Tosti en 1902.