Fue construido en 1914 por los arquitectos Fernando Pérez Pallares y Antonino Russo[1] para convertirse en el Hotel Metropolitano, aunque posteriormente fue ocupado por la Fundación Pérez Pallares y finalmente por el FONSAL y salones protocolares del Municipio de Quito.
[2] La más importante de las historias que se tejen en torno a este edificio, es que desde el balcón de la casa que existió antes en el mismo solar, Manuela Sáenz arrojó una corona de rosas y laurel al libertador Simón Bolívar durante su entrada triunfal a Quito, tras sellarse la independencia de la nación.
[3] Su estructura alcanza los cuatro pisos y se encuentra jerarquizada hacia la esquina, con vista a la Plaza Grande, aunque su ingreso principal se encuentra en la calle Chile.
Llaman la atención las ventanas de triple abertura que se organizan hacia la esquina, rematada por un volumen sobre la cornisa.
Se optaron por dos tonalidades de ocre para la fachada y verde oscuro para los balcones, el patio fue techado con estructura de hierro y vidrio, se recuperaron los cielos rasos, el recubrimiento de latón prensado y cenefas inferiores, mientras que el mobiliario y lámparas recrean las primeras décadas del siglo XX.