El proyecto original fue promovido por el «indiano» Manuel Rodríguez Rodríguez, emigrante de (Guayaquil, Ecuador), y su mujer de origen italiano Ángela Bonín, que ha dado nombre al edificio.
[5] En cualquier caso, es la obra más significativa del arquitecto vallisoletano, instalado en Vigo.
El conjunto se remata con una cornisa culminada por una cuidada balaustrada.
Tanto estos como el esquinal redondeado están rematado por un ático que sobresale por encima de los tres pisos y la balaustrada, y reciben una decoración de sillares almohadillados en las pilastras que enmarcan los vanos.
La decoración es abigarradísima, diferenciadas en cada piso, y merece la pena fijarse en sus detalles.