El objetivo de la edición es presentar un programa terminado para emitirlo por televisión, generar copias para su venta o servir como base para otros más acabados.
En la era digital los tipos de edición se han restringido a cuatro: por corte o A/B roll, on-line y off-line.
El siguiente paso se dio en la década de 1970 con la edición lineal, empleando dos o más magnetoscopios y muchas veces dos salas con equipamiento distinto.
Luego esta cinta se utilizaría para emitir el programa u obtener de ella copias para su alquiler, venta o distribución.
[2] Susana Espinosa y Eduardo Abbate recopilan cuatro tipos diferentes, dependiendo del criterio elegido.
[3] Ohanian (1996) añade otro criterio: En ocasiones pueden aparecer las dos palabras como sinónimos,[1] aun cuando se refieren a procesos diferentes.
La razón de diferenciar los dos términos es porque cada palabra indica implícitamente los procesos previos requeridos, el material necesario o la calidad con la que se trabajará.
La edición es un término propio de los soportes magnéticos, ya sean cintas, memorias flash o discos duros.
[6] La diferencia de resultados que podían lograrse con uno y otro sistema se aprecia mejor al pasar las imágenes a papel.
[11] Pese a su aparatosidad y precio, el magnetoscopio no solo permitió conservar las emisiones, además aportó a la televisión numerosas ventajas frente al cine: se podía grabar el sonido al mismo tiempo que la imagen y en el mismo soporte, no necesitaba esperar al revelado, no requería crear una copia de trabajo, los equipos y soportes eran más baratos o iban camino de serlo...
También era posible conectar varios magnetoscopios fuentes a un mezclador de vídeo con el que realizar cortinillas, fundidos o encadenados, creando así la edición A/B roll.
[14] Para Konigsberg (2004, p. 183) este nuevo sistema resultaba mejor, pero el sector audiovisual tardó unos tres lustros en implantarlo.
Browne (2003) destaca: Según Ohanian (1996) los equipos para realizar una edición lineal podían ir desde dos monitores y dos magnetoscopios interconectados, hasta costosas habitaciones con máquinas dedicadas, capaces de generar efectos similares a los del cine.
[17] Con un lápiz electrónico se podía acceder a cualquier escena del material bruto, borrar cualquier escena ya editada, ampliar la duración, reducirla, etc.[19] Desgraciadamente sus 200 000 $ dólares de coste y la programación aún no depurada le impidieron ser un éxito comercial, pese a seguir en uso durante años para edición de sonido digital.
[18] Según Ohanian (1996, p. 88) el primero en nacer se denominó Montage Picture Processor y salió al mercado en 1984.
Uno lo constituía el volcado del material, que debía realizarse previamente a una o más cintas de vídeo.
Otro era el denominaba «colapso», cuando ninguna máquina tenía tiempo suficiente para llegar la siguiente imagen, debe tenerse en cuenta que acceder a un determinado cuadro podía llevar varios decenas de segundos, dependiendo de cuanto debiera rebobinar o avanzar el magnetoscopio.
Una posible solución era colocar la misma grabación en múltiples magnetoscopios, pero eso reducía la cantidad de material bruto disponible.
Aunque Lucas no vendió muchas unidades, su tecnología fue adquirida posteriormente por la empresa AVID en el vídeo y por Sony en lo referente al sonido.
10] En un principio el sistema utilizaba la resolución visible del NTSC (720 columnas por 480 líneas), pero se amplió en versiones posteriores.
12] Ante las ventajas aportadas por la informática, expertos como Ohanian (1996) presagiaban un momento donde la sala off-line y la on-line se unirían en un mismo equipo, es decir, con un solo sistema se podría concatenar planos, incluir la titulación, crear efectos digitales, añadir las capturas, los cromas o trabajar varias pista de audio.
Podía producir anuncios y programas de televisión con calidad suficiente como para sustituir a las dos salas.
Con ellos ya era factible calcular 128 o más operaciones visuales por segundo, con lo cual un mismo sistema informático podía realizar todo tipo de incrustaciones, etalonados, efectos...
En 1990 se vivía un consenso casi total sobre cuál sería el sistema imperante en la edición de vídeo.
[39] Sin embargo, en el siglo XXI, autores como Carrasco (2010),Aguilera, Morante y Arroyo (2011) coinciden en lo incierto del futuro para esta forma de trabajar.
El cine vive un momento difícil ante la competencia de otros medios audiovisuales, por lo que no resulta sencillo pronosticar cuáles y cómo serán sus siguientes pasos.
No idénticas solo en resolución y equipamiento, algo ya conseguido, sino en todos los detalles incluido el formato panorámico.
El cine ha visto a la televisión como un medio competidor desde su nacimiento, con razón o sin ella.
Por tanto, siempre ha tratado de distinguirse lanzando películas en tres dimensiones o ampliando la pantalla, inicialmente muy parecida a la televisión.
Una opinión diferente mantienen expertos como Nicholas Negroponte (1995), quien afirma que no es el cine, sino la televisión quien tiene los días contados.