Encontró distintos trabajos para ayudar al sostén de su familia, pero impulsado por una fuerte admiración por los motores, se instruyó a sí mismo todo lo que pudo, e incluso realizó un curso a distancia por correspondencia de ingeniería.
Más adelante trabajó para Fred Duesenberg y pilotó sus autos en las 500 millas de Indianápolis.
Durante la I Guerra Mundial, en una atmósfera antialemana, al igual que muchos otros estadounidenses-alemanes cambió su apellido; la "h" en "Rickenbacher" se transformó en una "k" en un esfuerzo por «quitar lo huno de su nombre».
Cuando en 1917 los Estados Unidos declararon la guerra al Imperio Alemán, Rickenbacker se había alistado en el Ejército de los EE. UU.
La máquina lleva el mismo camuflaje y distintivos que los Nieuport del 95.º Escuadrón Aéreo, tal como eran en julio de 1918.
El 30 de mayo, se apuntó su sexta victoria, la última en tres meses y medio.
Sufrió una infección en el oído en julio que casi termina con su carrera aérea y lo mantuvo en tierra varias semanas.
Sin embargo, las 26 victorias de Rickenbacker constituían un récord americano que se mantuvo hasta la II Guerra Mundial.
Se le ofrecieron muchos papeles en películas, pero no quería acaparar tanta atención, incluso siendo el piloto más aclamado de América (pronto suplantado por Charles Lindbergh después de su vuelo en solitario cruzando el Atlántico).
Aunque pasaron un considerable tiempo en Florida, Texas y Ohio, los Rickenbacker vivieron sobre todo en la ciudad de Nueva York.
Adelaide era una esposa poco convencional para la época: cinco años mayor que él, casada anteriormente, desenvuelta y activa.
Todavía interesado en las máquinas, fundó una compañía fabricante de automóviles, vendiendo coches tecnológicamente avanzados basados en innovaciones descubiertas en las carreras.
El Rickenbacker estaba equipado con el primer sistema de frenos en las cuatro ruedas, pero probablemente debido a la resistencia a esta idea, resistencia promovida por fabricantes que en su inventario carecían de este sistema, la compañía fue financieramente poco exitosa.
Posteriormente persuadió a GM de comprar "North American Aviation", un conglomerado entre cuyos activos figuraba la "Eastern Air Transport".
Sufrió graves heridas, empapado en combustible, atrapado e inmovilizado en los restos del avión accidentado.
Todavía consciente pero con dolores terribles, fue dejado atrás por las ambulancias que transportaban los cuerpos sin vida de algunas víctimas.
Cuando llegó al hospital, sus heridas parecían tan grotescas que los médicos lo dieron por muerto por un tiempo, abandonándolo y dando instrucciones al cuerpo médico en general de que se encargara "de los vivos primero".
Trabajó con el artista de la aviación y escritor Clayton Knight, que ilustraba la serie.
UU., visitó Inglaterra en una misión militar oficial y dio recomendaciones de grandísima importancia para planear futuras operaciones.
Los pilotos se vieron obligados a amerizar en una zona del océano Pacífico fuertemente controlada por fuerzas japonesas.
Rickenbacker asumió el liderazgo, alentando y guiando a los demás para que sobrevivieran.
Inicialmente pensó que habían estado perdidos por 21 días, y escribió un libro titulado Seven Came Through, publicado por Doubleday, Doran.
No sería hasta mucho después cuando calculó correctamente el tiempo transcurrido y corrigió su error en su autobiografía de 1967.
Se dirigió a los diplomáticos soviéticos, y evitó pedir apoyo al presidente Franklin Roosevelt, aduciendo desacuerdos personales entre los dos.
[19] El viaje lo llevó a Sudamérica, donde hizo importantes observaciones acerca de las condiciones que allí encontraba.
[21] El primer ministro británico Winston Churchill entrevistó a Rickenbacker acerca de su misión.
Rickenbacker sufrió un derrame cerebral mientras visitaba Suiza en busca de tratamiento médico para su esposa Adelaida.
Edward V. Rickenbacker, coronel, especialista en la reserva, entonces teniente primero, 94.º Escuadrón, Servicio Aéreo, Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses.
El capitán Rickenbacker atacó un Albatross monoplano enemigo, y tras una vigorosa pelea en la que siguió a su rival hasta territorio controlado por Alemania, consiguió derribarlo en las cercanías de Vigneulles-les-Hatton Chatel.
El Capitán Rickenbacker se encontró con seis aviones enemigos, que estaban atacando a cuatro Spads situados por debajo de ellos.