Ecología espiritual

La ecología espiritual identifica a la revolución científica, que se iniciara en el siglo XVI y continuara durante la era de la iluminación y la revolución industrial, como importantes colaboradores de un cambio fundamental en la pensamiento humano con un efecto reverberante en el medioambiente.

[4] Algunos en este campo notaron que nuestra visión global patriarcal y la orientación religiosa hacia la transcendencia divina, son mayormente responsables por las actitudes destructivas sobre la Tierra, el cuerpo, y la naturaleza sagrada de la creación.

Esta concepción es propia del movimiento contemporáneo que reconoce la unidad e interrelación, o “Interser”, de toda la creación.

[8] El jesuita norteamericano Thomas Berry (1914-2009) ha sido una de las figuras con mayor influencia en este movimiento en desarrollo, con su acento en retornar a un sentido de asombro y reverencia hacia el mundo natural.

Solamente a través de aceptar la responsabilidad, tendrá lugar la sanación y la transformación.

El término indígena ser refiera a aquello que es nativo, original y oriundo de un lugar, más específicamente a sociedades que comparten y preservan formas de entender el mundo en relación con la tierra.

Ciencia y academia Entre los académicos con contribuyen a la ecología espiritual, sobresalen cinco por su excepcional creatividad, productividad e impacto: Steven C Rockefeller, Mary Evelyn Tucker, John Grim, Bron Taylor and Roger S.

[18] Cada uno de los mencionados cultivaron su propia área en este campo emergente del pensamiento académico y acción pragmática.

También hay una perspectiva ecológica en el judaísmo basada en el Torah (también aparece en la Biblia) por ejemplo en las leyes de bal tashchis (no destruir sin sentido ni gastar los recursos innecesariamente).

Una colección de respuestas budistas al calentamiento global puede verse en budismo ecológico.

Todas las principales tradiciones mundiales en la actualidad parecen incluir un subgrupo de líderes comprometidos con una perspectiva ecológica.

El “patriarca verde” Bartholomew 1, patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa Oriental[20] desde fines del 1990 has estado reuniendo científicos, medioambientalistas, líderes religiosos y legisladores para encarar la crisis ecológica.

Los individuos que están articulando esta metodología podrán tener un base religiosa, pero su visión ecológica proviene de su propia experiencia espiritual vivida.

[23] Sandra Ingerman ofrece sanación chamánica como una forma de revertir la polución en Medicina para la Tierra.

El místico sufí Llewellyn Vaughan-Lee dirige nuestra atención no solamente hacia el sufrimiento físico de la Tierra sino además a su ser espiritual interno o ánima mundi (alma del mundo).

Hoy muchos aspectos del movimiento de conservación medioambiental están empoderados por los principios espirituales y la cooperación interdisciplinaria.