Generalmente, un Dullahan suele ser de género masculino, aunque también existen varias versiones femeninas del mismo.
Se dice que un Dullahan utiliza la espina dorsal de un cadáver humano como un látigo, y su carro está adornado con objetos funerarios.
Cuando el Dullahan deja de montar a caballo, significa que en ese sitio una persona debe morir.
Tampoco les gusta ser vistos mientras realizan sus encomiendas, arrojando, en represalia, una vasija de sangre a los que se atreven a hacerlo, o incluso azotan los ojos de los observadores con su látigo.
También se cuenta que el Dullahan no es otra cosa más que la encarnación terrenal del antiguo dios celta Crom Dubh, cuyo culto exigía de sacrificios humanos (a quien se veneró hasta el siglo VI, cuando el catolicismo comenzó a aparecer en Escocia e Irlanda), y que ha regresado al mundo terrenal por almas de los vivos.