Vuelto a la corte por ciertas estocadas que dio, se decidió a sentar plaza en la compañía de Cosme de Médicis y se embarcó en Lisboa para Flandes.
Más tarde fue a la India oriental con el gobernador Miguel de Noronha.
[1] Le impulsa a escribir la escasa recompensa a toda una vida de servicios al rey tras largos años de penalidades y trabajos.
El tono resulta desengañado ante la pretensión de poner en entredicho a la administración real en la India.
La narración de Toral, escrita sin afectación, parece bastante fidedigna, y testimonia la decadencia militar del poderío español en el mundo.